lunes, 22 de febrero de 2010

Artículo del Doctor Carvajal sobre los beneficios de la respiración y la meditación

Ha llegado a nuestas manos esta maravilloa de artículo del Dr Carvajal que nos gustaría compartir con vosotros.


DR. CARVAJAL

El hombre es milagroso en cuanto que puede transformar su pasado. Algunos dicen “no se ocupen del pasado que el pasado ya no existe”, pero el pasado está vivo, presente, doloroso, en cada una de nuestras células, frecuentemente, produciendo enfermedades. El problema del pasado es simplemente que haya pasado, que lo dejemos atrás como una estatua congelada. Pero al pasado hay que hacerlo presente vivo para transformar su historia, para leerlo en otro código, para interpretarlo en el código del amor, y, cuando interpretamos el pasado en el código del amor, nuestras heridas de la infancia se sanan. Y ahí nosotros somos los psicólogos, los psiquiatras, podemos sanar nuestra vida; todos estamos llenos de dolores, y a veces de dolores absurdos, que cargamos en la vida sin ni siquiera reconocer que existen. La técnica respiratoria es muy importante, sobre todo la fase de pausa respiratoria, ¿por qué razón? Porque cuando tú respiras lentamente y haces una pausa en la inspiración, la energía del inconsciente y el subconsciente sale a flote, es decir se pregunta ¿que pasa aquí que no están respirando? En ese momento el inconsciente hace aflorar a la consciencia una parte a la que no habíamos tenido acceso, de la que éramos víctimas pero que no habíamos reconocido nunca en la vida, y en ese momento podemos dialogar con el subconsciente y podemos sacar nuestras heridas más profundas. Cuando hacemos eso podemos ir más lejos, así es como actuamos para la autosanación. Yo puedo decirme, por ejemplo, ¿de dónde viene esta alergia?, si tengo una alergia y quiero librarme de ella. La alergia es algo que rechazo, un virus, una bacteria, un hongo, el frío, el calor, pero eso no es del todo cierto, eso es quedarnos muy cortos. No hay personas que sean alérgicas sólo al frío, las personas alérgicas al frío también tienen miedo a la soledad, tienen miedo al frío del alma, al frío en los sentimientos, a la frialdad del papá o de la mamá, al desafecto, es decir, el frío es simplemente un símbolo. Cuando yo soy alérgico a algo, hay algo que rechazo o que temo. Entonces si quiero cambiar mi alergia, reconozco mi alergia. Si sé que no reconozco mi alergia porque me hace sentir vergüenza, entonces trabajo con la vergüenza: ¿que cosas en la vida me evocan vergüenza? Luego experimento el sentimiento de la vergüenza y veo como experimento la vergüenza, a veces me pongo pálido y frío, otras veces me pongo rojo como un tomate, otra lo experimento como un vacío o como un hueco a nivel del plexo solar, la puedo experimentar de muchas maneras. Dónde y cómo experimento la alergia, me da una idea de la parte de mi energía que está comprometida.

Vamos a ver otro sentimiento, el miedo, yo diría que la mitad de nuestros lumbagos son por miedo. El miedo provoca más lumbago que todas las hernias discales, todos los problemas articulares, todos los problemas de columna, porque el temor hace que metamos, literalmente, el rabo entre las patas, cerramos el esfínter anal interno, a ese nivel, hay un centro de energía muy importante y, nos cerramos a la vida, contraemos toda la musculatura lumbosacra, esa parte queda mal irrigada y nos dan unos lumbagos terribles, y ese lumbago es el nombre clínico del miedo.

Si logro reconocer el núcleo del miedo, si logro observar mi cuerpo y veo que tengo los glúteos y toda esta parte contraída, si logro respirar hacia esa zona y liberar el sentimiento del miedo, y llamar al miedo y decirle “tú eres la mejor parte de mi mismo, cuando asciendes y te revelas, eres mi prudencia, ya no eres miedo, sino que eres prudencia, eres parte de mi amor también”. Cuando yo, a través de la respiración, logro ascender esa energía del miedo, y logro trasmutarla al altar del corazón, que es donde realmente nace el hombre que puede sanarse y puede sanar la vida, entonces desaparece el lumbago.

Mi resentimiento, mi odio, frecuentemente, está anclado en mis articulaciones. Yo estoy así totalmente rígido. A veces, con el puño apretado en la noche, inconscientemente, dispuesto a pegar y a agredir. Pues bien, ese dolor articular, es resentimiento congelado en esa parte del cuerpo. Si logro experimentar ese dolor y asociarlo a mi sentimiento de ira y a mi resentimiento, y logro comprender que mi resentimiento es algo que se construye en el plexo solar, que bloquea la energía aquí y no permite a la energía acceder a mi corazón, ni a mi sistema inmune, puedo hacer mucho más que el reumatólogo, o puedo ayudarle mucho, para curar y sanar mi artritis, y yo soy responsable, no tengo que esperar que el reumatólogo me resuelva el problema.

La enfermedad es mi problema, no es el problema del médico, es mi responsabilidad, yo también tengo que ver con eso. La medicina no puede ser el arte de pasarle la pelota al médico, porque le pagamos.

La nueva medicina de la consciencia, es el arte de responsabilizarnos de nuestra vida, y de descubrir que realmente podemos hacer mucho por nuestra vida.

Frecuentemente, vemos que una persona con un cáncer ha tenido un shock, o una pérdida afectiva muy grande. Si una pérdida afectiva le produce un vacío existencial de tal dimensión que se vuelve un vacío de energía, y permite que las células degeneradas puedan invadirle, es porque estaba apegado, ese es el problema del apego que yo debo reconocer. Si alguien se va y yo lo vivo desde el amor, desde el desapego, sé que su consciencia está conmigo, lo dejo partir no lo amarro.

Muchas veces, vemos a alguien al que se le muere el papá o la mamá pero no lo deja partir, eso es literalmente cierto, se queda con parte de su energía anclada al plexo solar. Esa anclada energética puede crear crisis de pánico, de hipertensión, cosas violentas en la clínica. Si nosotros logramos que la persona se sane, es su alma la que lo sana. El sanador no lo hace por el paciente, yo como sanador soy un imán que le doy la carga que su alma necesita, realmente, la sanación es rescatar la autonomía, la autogestión, y la libertad del otro, para sanarse. La verdadera sanación es darte las herramientas para que tú, desde tu consciencia, te sanes, no desde tu consciencia racional, sino desde tu sentimiento, desde tu amor, desde tu afecto.

Frecuentemente cuando uno está haciendo una sanación, ve que la persona, aunque no le haya dicho ni una palabra, empieza a llorar y a sacar su resentimiento, y luego siente una sensación de paz, que no es mi paz, es su paz, es la paz de Cristo que también habita en la persona que está siendo sanada. La paz está ahí, ha estado siempre ahí, es parte de nuestra esencia, se trata simplemente de quitar todos aquellos apegos, aversiones, sentimientos, separatismos, toda aquella capa de ignorancia, para que la paz se revele tal cual es, y cuando la paz se revela, germina el amor, y cuando germina el amor la sanación es posible, aunque lo que tenga sea un cáncer, o un lupus.

Pero no te culpes si no lo logras, porque tú participas también en los problemas genéticos de la herencia, de la humanidad como grupo. Esto no es para creerse superman, uno puede ser muy orgulloso y decirse “estoy triste porque no me curé el cáncer”, eso no es un fracaso, el cáncer es un maestro, a veces aprendemos la lección en una ocasión, otras veces necesitamos diez oportunidades, y otras necesitamos cien vidas tal vez, pero lo importante es aprender la lección. Uno no aprende medicina de un día para otro, hay lecciones supremamente complicadas y difíciles. También nos diplomamos o nos especializamos en el alma, cuanto más grande sea el desafío, más grande es la oportunidad de crecimiento.

Yo solo les he puesto un ejemplo de cómo podemos retomar nuestras emociones, identificar nuestras emociones, aceptarlas, no seguir huyendo de ellas, y así poder transmutarlas. Pero una vez que sentimos la emoción, hay una pregunta fundamental ¿cuál es la lección que hay debajo de esta emoción negativa? ¿Cuál era el mensaje, qué me quería decir esta actitud y esta enfermedad?

Cuando yo no digo NO, en la vida, termino resentido y con ira, pero la ira no es el problema, la ira me está diciendo que hay que aprender a reafirmarme diciendo NO. La ira es la mejor estrategia de autoafirmació n. Cuando yo manifiesto la ira y la transmuto, esa ira se vuelve sanadora, es lo mejor de mi fuerza, mi ira barre y limpia la casa y hace las cosas más rápidamente, ustedes han visto a un ama de casa que en su ira revolotea y el almuerzo está hecho a las diez de la mañana. Yo sabia cuando mi mamá estaba iracunda, porque a las diez de la mañana mi casa estaba como un espejo. Es así, la ira es una forma de energía que se puede transmutar físicamente, el hecho de que la transmutemos físicamente, no resuelve la fuente de la ira, la fuente de la ira es la necesidad de autoafirmarse, y la necesidad de autoafirmarse es la necesidad de renunciar a la falsa complacencia.

Crecer espiritualmente no es decirle que sí a todo el mundo. El crecimiento espiritual no tiene nada que ver con la bobada, perdónenme la expresión, pero ser espiritual no es ser bobo, y ser tolerante no es ser bobo, la tolerancia no excluye la autoafirmación. La autoafirmación es condición del crecimiento espiritual. Así que yo tengo que descubrir la lección, debajo del evento negativo, porque el evento negativo no es sino la apariencia, la sombra. Pero esa sombra cuando la quito abre una puerta luz, una lección que yo puedo aprender en mi vida.

Dr. Jorge Carvajal Posada

domingo, 7 de febrero de 2010

Enlace al programa de radio Pensamiento Positivo

¡Hola!! Os paso un enlace al programa de radio de Sergio Fernandez sobre Pensamiento Positivo, en el cual interviene Julián (primer vídeo del programa) y nos habla sobre cómo resolver problemas con  el nuevo paradigma. http://www.pensamientopositivo.org/

lunes, 1 de febrero de 2010

¿Alguien se atreve a cambiar de paradigma?

¡¡Hola a todos!!
Queríamos compartir con vosotros este artículo publicado este fin de semana (30/31 de Enero) en Cinco Días.
La opinión del experto
¿Alguien se atreve a cambiar el paradigma?

Julián Trullén propone aprovechar la difícil situación económica para renovar las organizaciones, para que sean más abiertas y se conviertan en comunidades de aprendizaje e innovación.
Julián Trullén - 30/01/2010

Siglo XXI, primera década, 2010. Cuentan tradiciones milenarias, los mayas, los Vedas hindúes y la astrología, que en 2012 se producirá el punto de inflexión hacia un cambio evolutivo en el planeta Tierra. También coinciden en que depende de nosotros que este cambio sea a favor o en contra de la humanidad. El filósofo contemporáneo Jordi Pigem reafirma esta tesis en su obra Buena crisis, quizá una de las más esclarecedoras sobre el momento que vivimos. El informe sobre Innovación para el Desarrollo 2009-2010 resuelve que aunque España ha mejorado algo, sigue en el furgón de cola de los países europeos. Suecia encabeza la lista. Hamel en 2007 avisó: "No podemos afirmar nada certero sobre el futuro, con una excepción: en algún momento de la próxima década, su empresa se enfrentará al reto de cambiar de una manera que no tiene precedente y ahí está el reto, crear organizaciones capaces de renovarse continuamente, sin crisis previas que lo justifiquen". Acabamos de dar la bienvenida a la próxima década. Recibimos el año con cerca de cuatro millones desempleados. Los retos desde una intención positiva son apasionantes, pero a la luz de los resultados parece que, amén de otras, en España vivimos una crisis de innovación. O ¿serán todas la misma?



El índice de capacidad innovadora de un país es el resultado del entorno institucional, el capital humano, la formación e inclusión social, el marco legal, la investigación y desarrollo y el uso de las TIC. Según a quien se escuche, en España tenemos algo de todo, si bien claramente insuficiente. Pero ¿qué nos impide innovar? Nuestra forma de ver el mundo, nuestras maneras inconscientes de pensar, nuestros paradigmas. Todo apunta a que 2010 es el tiempo para decir adiós a esas gafas de tinte burocrático que nos han acompañado durante años. Para decir adiós al economicismo del que nos habla Pigem y que tiene en jaque a la humanidad. Es el tiempo de abandonar esos antiguos pensamientos que dicen que lo que no tiene valor económico no es importante y que se basan en el individualismo y la competencia ciega. Es tiempo de olvidarnos de las organizaciones lideradas desde el miedo, en las que se premia la mediocridad, la obediencia, el peloteo o el sálvese quien pueda. Es la ocasión para salirnos de antiguas forma de pensar y de una realidad muy actual como es la crisis del liderazgo.



Hoy, siglo XXI, 2010, nuestro reto consiste en cambiar este antiguo paradigma hacia uno nuevo en el que las organizaciones sean sistémicas, es decir, sistemas abiertos y dinámicos, convertidos en comunidades de aprendizaje e innovación, en las que se compartan retos, los líderes estén al servicio de sus equipos y los empleados sean percibidos como seres humanos con pasión, imaginación, respeto, cariño y libertad, capaces de pensar y de crear más allá de su conocimiento y experiencias previas. ¿Les suena Google? Una mirada a las creencias en el refranero español, la expresión de nuestros pensamientos más arraigados, hablan de un país en el que más vale malo conocido que bueno por conocer, en el que si cuestionas un proyecto estás buscando los tres pies al gato. En definitiva, un país en el que los jefes se mantienen en sus trece y donde más vale pájaro en mano que ciento volando.



La reflexión, aunque simpática, resulta poco alentadora. Estos pensamientos subyacen en el inconsciente colectivo de personas y organizaciones; nos condicionan y limitan a la hora de atrevernos a definir una nueva estrategia, a la hora de lanzar una idea a nuestro jefe, a la hora de asumir un cambio. A la hora de dejar atrás el viejo paradigma de control, por uno nuevo donde la colaboración garantice la competitividad, donde el miedo deje paso a la confianza.



Hamel pronostica que cambiar una organización es muy difícil porque a los directivos no les entusiasma la idea de ceder poder y autoridad. En los próximos años veremos un cambio drástico en la definición de líder. Estará menos relacionado con tomar las decisiones clave o tener una visión de futuro y más con crear las condiciones necesarias para permitir a otra gente innovar y crear esa visión. En este nuevo modelo, un consultor o un formador no son suficientes. Hacen falta cambiólogos, la evolución del consultor clásico, formador, que en su trayectoria profesional y vital ha hecho cambios conscientes en su identidad, valores y creencias, asociados a un pensamiento humanista. Habla del cambio desde el aprendizaje que le ha provocado su propio cambio individual.



Así las cosas, desde unas fuentes u otras, parece que 2010 es el año clave para decir adiós a la crisis, de comenzar a cambiar ese viejo paradigma que, si el calendario maya no se equivoca, toca a su fin el 22 de diciembre de 2012. La cuenta atrás ha comenzado. ¿Se atreve a cambiar de paradigma?



Julián Trullén. Socio director de Increscendo