lunes, 19 de abril de 2010

Y TÚ, ¿COMO LIDERAS TU TIEMPO?

Liderar tu tiempo, es influir en tu propia vida. No podemos añadir más horas a nuestro día, ni podemos ahorrar todo aquel que no consumimos, cada día tiene 24 horas ni más ni menos y lo que no gastes o consumas no lo puedes ahorrar para aprovecharlo en otra ocasión. Lo que sí que podemos hacer es añadir más liderazgo a nuestro vida para aprender a liderar nuestro tiempo. Muchas veces desperdiciamos el tiempo, ignorando que se trata de un recurso no renovable y no nos importa  malgastar lo que nos sobra, cosa que no ocurre por ejemplo con nuestro dinero, normalmente este recurso siempre lo cuestionamos y nos gusta reflexionar sobre su uso.


Pero liderar bien tu tiempo implica aprender a conocerte, a poner la atención en tus hábitos, en tus programas inconscientes, en tus costumbres, porque detrás de estas rutinas nos podemos encontrar con grandes sorpresas. ¿Te preocupas por tener momentos de reflexión a lo largo del día?, ¿tienes planificado momentos de diversión al igual que momentos de máxima concentración?, ¿conoces cuáles son tus  horas de máximo rendimiento?

No solo no nos conocemos, sino que además desconocemos el motivo por el cual la vida no nos da más de sí. Y utilizamos el viejo argumento de que “No tenemos tiempo” normalmente para justificar esa lista interminable de buenos propósitos que escribimos en algún momento para acallar nuestra conciencia. Pero, ¿te has parado a pensar que cuáles son esas cosas de la lista que no sueles cumplir? Precisamente suelen ser aquellas que menos te gustan hacer como lo de ir al gimnasio, llevar una vida más sana, hacer esa llamada a a aquel que nunca llamas, dedicar espacios del día a la reflexión, o hacer ese régimen que no sabes si quieres comenzar…

La energía y no el tiempo es el recurso más importante. Solemos decir que no tenemos tiempo, cuando lo que no poseemos verdaderamente es la energía necesaria para hacer todas las cosas que queremos hacer. Entonces tenemos que empezar  priorizar y  planificar y esto siempre implica tomar decisiones, y es aquí  donde suelen aparecer algunos de nuestros fantasmas: el miedo a equivocarnos, el querer llegar a todo y no dosificar o el comenzar por lo que nos gusta y no tener nunca tiempo para todo lo que no nos apetece  hacer. ¿Te has parado a pensar cuánta energía dispones a lo largo del día, y si cada día la derrochas o sabes preservarla y dosificarte? Deberíamos entrenar en disfrutar de nuestras cuatro energías como hacen los atletas o deportistas antes de una competición. ¿Os imagináis a algún deportista en algún campeonato sin haber entrenado nunca?

Y cuando hablamos de aprender a dosificar nuestra energía, hablamos de las cuatro energías: la física (ejercitados físicamente), la mental (concentrados mentalmente), la emocional (conectados emocionalmente) y la espiritual (alineados con un propósito superior). La energía es una estrella de cuatro puntas y es necesario que estos cuatro vértices sepan estar en equilibrio. Si nos olvidamos de alguna para incrementar la alguna otra, esto siempre nos pasa factura. Si hay más energía física que emocional domina la ira. Si hay más energía emocional que física, la pereza. Todos normalmente tendemos a satisfacer unas puntas de las estrella antes que las otras ¿Te has parado a pensar cuál es la punta de tu estrella más olvidada?

La física. ¿Te preocupas por hacer ejercicio, sueles comer comida sana? ¿Duermes lo suficiente? ¿Te mantienes en forma?

La mental. ¿Mantienes activa tu mente con las cosas que te gustan? ¿Sueles leer, escribir o disfrutas con alguna actividad mental asiduamente?

La emocional. ¿Estás cerca de las personas que quieres? ¿Vives tu vida con emociones positivas? ¿Te permites disfrutar de estar con la gente a la que quieres?

La espiritual. ¿Tienes claro tu propósito de vida? ¿Sueles dedicar espacios de tiempo a reflexionar sobre lo que es importante para ti?



Si tuvieras que puntuarte en cada una de las cuatro, qué notas te pondrías. Entrenar las energías en poner atención en las cuatro puntas de la estrella, para que ninguna caiga en el olvido y para convertirnos en los auténticos protagonistas de nuestra vida,

Y tú, actualmente, ¿dónde tienes puesta tu energía?



 Por Nuria Sáez/ Cambiologa

miércoles, 14 de abril de 2010

LA DIVERSIDAD Y LA DINAMICA ESPIRAL

Por Julián Trullén, cambiólogo y socio director de InCrescendo.


Dicen Fabien y Patricia Chabreuil, autores de La Dinámica Espiral, editada por Vesica Piscis, que el ser humano acaricia desde siempre la fantasía de la unificación del mundo bajo un sistema de valores único. Ya en 1962, en La galaxia Gütemberg, Marshall Mac Luhan formulaba la famosa metáfora de la aldea global. Pero el mundo no es una aldea. En una aldea todos los habitantes comparten, más o menos, el mismo modelo del mundo, el mismo estilo de vida y los mismos valores. En nuestro planeta, si la población mundial se viera reducida a una aldea de 100 habitantes, 42 personas no tendrían acceso a agua potable, 33 vivirían en una situación de guerra, 60 no sabrían leer, escribir ni contar, una sería rica y poseería la mitad de la aldea, 80 practicarían una religión, entre ellos, 40 estarían obligados a hacerlo, solamente cinco habrían ido alguna vez de vacaciones, y siguen datos parecidos.

La diversidad es inevitable, querámoslo o no. Hoy sabemos que la diversidad es un factor que influye claramente en el funcionamiento de los equipos de trabajo. Todo el mundo está de acuerdo en que se pueden obtener mejores resultados en un mundo tan complejo como el de hoy, aprovechando las diferencias, la heterogeneidad , ya que podemos conseguir que los equipo, en esencia diversos, sean mucho más creativos, más eficaces en su trabajo y que resuelvan mejor esos problemas tan complejos a los que nos enfrentamos cada mañana.

La creencia de que una cultura estable y afianzada en la organización garantiza la eficiencia, la productividad y el clima laboral, ha dejado de existir . Durante los años que llevamos trabajando con múltiples equipos, nos hemos dado cuenta de que no gestionar adecuadamente la heterogeneidad da lugar a equipos desintegrados, rotos, divididos en subgrupos que se mueven en función de sus propios objetivos, que no se comunican con el resto y cuando lo hacen, entran en conflictos, y se convierten en problemas personales de difícil solución.

Por otro lado, hemos constatado que las organizaciones que gestionan adecuadamente la heterogeneidad de las personas, funcionan de manera mucho más eficaz, y alcanzan una posición mejor en los mercados.

La mayoría de las prácticas de gestión de la diversidad se centran en aspectos observables, aspectos relacionados con los factores demográficos género, edad, etnia… pero las menos se centran en factores, no directamente observables, pero que afectan al desarrollo del trabajo en equipo, incluso más intensamente que los anteriores. Hablamos de las creencias, cuyas estructuras sustentan los valores de cada persona, y que en muchos casos, provocan las dinámicas ocultas generadoras de conflictos.

La Dinámica Espiral nos da una nueva luz sobre la evolución de las personas, la identificación de sus diferencias y la multiplicidad de los sistemas de valores y, desde ahí, poder comprender mejor las dinámicas ocultas de los equipos. Lo que potencia y lo que merma el vínculo de las personas dentro del equipo. Nos enfrentamos a la diversidad de valores de modo duradero, y es de un gran interés para nosotros aceptarla, comprenderla y aprender a vivir con ella de una manera operativa.

Debemos de aprender a aceptar la diversidad de valores ya que a parte de ser una fuente de complejidad es, sobre todo, una oportunidad en la que cada sistema de valores que existe, por muy extraño que pueda parecernos, es portador de aspectos positivos y soluciones que pueden ser útiles en circunstancias particulares. Además, hoy sabemos que los valores profundos son totalmente inconscientes y su impacto en las personas y las organizaciones que creamos es inmenso. «Cuando un ser humano está centrado en un nivel de existencia, tiene una psicología propia de dicho nivel. Sus emociones, motivaciones, sentido de la ética y de los valores, su bioquímica, su grado de activación neurológica, su sistema de aprendizaje, sus creencias, su concepto de la salud mental, sus ideas con respecto a las enfermedades mentales y la manera de tratarlas, sus conceptos y preferencias en materia de gestión de empresas, de educación, de economía, de teoría y práctica políticas son todos característicos de ese nivel.», declaraba Clare W. Graves, quien investigó durante 25 años cómo evolucionan los seres humanos y las sociedades. Así llegó a definir ocho niveles de existencia, que muestran en la práctica el acierto del modelo de Abraham Maslow (1908 – 1970), pero a diferencia de él, Graves descubrió que la madurez psicológica no existía en cuanto estado, sino que era un proceso que se iba desarrollando en el tiempo y que quizá no tuviera fin.

Pues bien, la Dinámica Espiral nos abre una puerta hacia una nueva toma de CONCIENCIA, la comprensión de los aspectos no observables, hacia una mejor comprensión de las personas, del concepto de diversidad y, por tanto, hacia la construcción de organizaciones más competitivas, hacia la construcción de un nuevo mundo.

Desde el inicio, las empresas, las consultoras ilustres se han encargado de desarrollar mecanismos y herramientas para que las organizaciones puedan “tomar conciencia”, y si no piensen, qué es un diagnóstico de proceso, una evaluación EFQM, una encuesta de cliente… Son herramientas de toma de conciencia sobre aspectos observables de las organizaciones. Así, el concepto CONCIENCIA en mayúsculas tiene que ver con reconocer el verdadero potencial que tienen las personas y los equipos de personas, de reconocer el SER, la potencialidad entre lo que creemos ser y lo que podemos llegar a ser. Los cambiólogos cuando actuamos en las organizaciones hacemos que el cliente se ponga “unas gafas con la que liberar el talento enlatado”, utilizamos herramientas que nos ayudan a comprender lo invisible, lo no que no es directamente observable, de forma que les brindamos la oportunidad de atreverse a ”abrir la lata” . La dinámica espiral del profesor Graves, desarrollada por Don Beck, es una de esas herramientas que ayuda a construir equipos y sociedades –por qué no decirlo- más felices.

miércoles, 7 de abril de 2010

LA DINÁMICA ESPIRAL

Recientemente Julíán y yo hemos tenido la suerte de prologar este libro sobre el que a continuación escriben e informan nuestras compañeras y colaboradoras de  CVA (Comunicación de Valor Añadido) nuestra empresa de comunicación. Lo queríamos compartir con los lectores del blog y recomendaros su lectura.
LA DINÁMICA ESPIRAL

Comprender cómo se organizan y por qué cambian los seres humanos
De Fabien y Patricia Chabreuil

“Tras el fin del apartheid, Nelson Mandela llamó a Don Beck para que fuera el coach psicológico de los Springboks, el equipo de Rugby de Sudáfrica, que por primera vez llegó a ser multirracial y ganó el campeonato del mundo en 1995. Esta es una de las aplicaciones más prestigiosas del modelo de Clare Graves, hoy llamado la Dinámica Espiral, que ha sido calificada como ‘una teoría que lo explica todo’”.


Madrid, 24 de marzo de 2010.-La Dinámica Espiral es uno de esos libros que según se lee, el lector desea saber más. Con la Dinámica de la Espiral o Spiral Dynamic tenemos un mapa preciso que responde a las grandes preguntas y supone una cartografía precisa de la complejidad del ser humano, sobre cómo evolucionamos y por qué cambiamos. ¿En qué nivel de existencia me encuentro? Y en mi empresa ¿qué implican los valores que nos guían? Y en España, ¿dónde estamos social y políticamente? Pero sobre todo, ¿cómo podemos dirigir a nuestro favor los cambios inevitables de la vida?


Desde sus orígenes, el ser humano ha evolucionado de los primitivos homínidos pendientes sólo de alimentarse y protegerse de las inclemencias, a las sociedades tecnológicas de nuestro tiempo, en las que cada día se crean nuevas y más complejas necesidades. Esa evolución se puede sintetizar en ocho etapas o niveles de existencia que se han sucedido a lo largo de la historia, y que se reproducen también en el desarrollo de cada persona a lo largo de su vida. Cada uno de estos niveles responde a unas condiciones del entorno y a la necesidad de las personas de adaptarse a ellas, con valores y capacidades cerebrales que también han evolucionado a través de milenios de historia desde la pura supervivencia y la defensa a la comprensión de la vida como un todo, en continua evolución.
Cómo nace la Dinámica Espiral

“Pero profesor Graves, ¿cuál es la buena?”. Cansado de que sus alumnos de Psicología le preguntaran una y otra vez cuál era la teoría psicológica correcta, Clare W. Graves (1914 – 1986) decidió preguntar a sus estudiantes qué era para ellos una persona madura con el fin de encontrar una respuesta a esta pregunta. Durante años recopiló miles de testimonios que fue clasificando hasta llegar a elaborar la “Teoría de la emergencia cíclica de los niveles de existencia biopsicosociales”, que definió con mucho sentido del humor:


“En resumen, propongo que la psicología del ser humano maduro sea un proceso emergente y oscilante que se despliega en forma de espiral y que se caracteriza, a medida que van cambiando los problemas existenciales del ser humano, por la subordinación progresiva de sistemas de comportamiento antiguos a sistemas nuevos y más complejos.”


Años después, los profesores Don Edward Beck y Christopher C. Cowan conocieron a Graves y comenzaron una colaboración, que continuaron tras la muerte de éste con el fin de dar a conocer el modelo de la Dinámica Espiral.


Robert Graves, investigó durante 25 años cómo evolucionan los seres humanos y las sociedades. Así llegó a definir ocho niveles de existencia, que muestran en la práctica el acierto del modelo de Abraham Maslow (1908 – 1970), pero a diferencia de él, Graves descubrió que la madurez psicológica no existía en cuanto estado, sino que era un proceso que se iba desarrollando en el tiempo y que quizá no tuviera fin.


Hasta la fecha, se han descrito ocho niveles, que van desde la más pura supervivencia a la visión holística, sintetizada en la creencia de que el mundo y su bienestar es cosa de todos, individual y colectivamente. La espiral reconoce algo evidente, que en la actualidad todos los niveles de existencia, menos el primero y el octavo (ambos muy minoritarios), conviven unos con otros, y conocerlos y comprenderlos es la clave para gestionar la diversidad


CVA
Cristina Gómez - Lola Salado